martes, 20 de marzo de 2012

Capítulo II - Toda la verdad sobre el nexo entre Cervantes y La Bersuit

Es el deber de todo investigador recurrir a la verdad por dolorosa que esta sea.
Si el resultado de un exhaustivo análisis, acompañado de documentos manuscritos que ofrecen pruebas contundentes, es la desmitificación de una figura pública, el desmoronamiento de un ideal o la caída estrepitosa de un ídolo, hay que tomarlo como un homenaje a la verdad para todos y no como un atentado a los sueños y deseos de unos cuantos.

Me resulta penoso presentar esta prueba contundente de plagio, pero es mi irrenunciable deber como estudioso de la literatura marginal, aquella que no llegó nunca a conocer la luz del reconocimiento oficial y el aplauso del público en general.
La literatura marginal no sólo habita las sombras de las obras inéditas y sepultadas, sino también las orillas de textos famosos, porciones que han quedado en el camino sin compartir el éxito de la obra completa.
En ocasiones son sólo unas pocas palabras como la recordada “tócala de nuevo Sam” de la película Casablanca, frase célebre que en realidad jamás fue pronunciada en la película. Otras veces desaparecen párrafos o capítulos enteros que jamás llegan a conocerse. Incluso este fenómeno es habitual en las películas que gracias al avance del DVD tienen la posibilidad en la actualidad de mostrar las escenas que fueron borradas u otros finales posibles para la historia que se narra.
Pero el caso que quiero exponer es, tal vez, el más curioso de la historia y merece un lugar de honor en esta enciclopedia, porque compromete a una obra magistral de la literatura de habla hispana con una exitosa banda de rock argentina. La relación puede resultar extraña a priori, más si ampliamos diciendo que la obra en cuestión no es otra que El Quijote de la Mancha y la banda a la que nos referimos es la famosa Bersuit Vergarabat.
A esta altura muchos se preguntarán qué canastos tienen en común dos hemisferios tan aparentemente inconexos del mundo cultural.
Pues bien, la realidad es que la magistral obra de Cervantes, registrada por Juan Gallo de Andrada, escribano de Cámara del Rey como ‘El ingenioso Hidalgo de La Mancha’ el 20 de diciembre de 1604 y revisada por el Licenciado Francisco de Murcia de La Llana constatando la fidelidad de la copia, incluía también una canción que Don Quijote compone a su amada Dulcinea y en la cual reconoce la noble tarea de su fiel escudero Sancho Panza. Esta canción es un bálsamo para la atormentada mente del caballero, que en la soledad de la noche mientras Sancho descansa compone estos versos:

Un Sancho para seguir
Luchando de sol a sol
No te pido más
Que un escudero
y un amor
en un castillo lejos
de mi desesperación
o seré un despojo secándose al sol.

Tantos años así
Si llegar a ningún lugar con mi fantasía
Poniendo mi cuerpo
Y mi voz
Fui deshaciendo entuertos
Para llegar a vos
Dicen que estoy muy loco
Pero es amor

Si Dulcinea estuviera aqui
Mientras hago esta canción
Resultaría raro
No tengo sueño
Sancho Panza duerme
Tuve un golpe en el pecho
Mi escudo se me quebró
Un gigante de viento
Hoy me venció.

Los reyes siempre mandan
Si para poder vencer
Tendría que olvidarte
No puedo hacerlo
Sos mi amor
lo pienso, me sonrojo y tiemblo
que otro idiota piensa así en vos
Rocinante pide rienda
Tan loco como yo.

Un Sancho para seguir
Un Sancho para seguir
Un Sancho para seguir, para seguir.

En la oscuridad de la noche un perturbado Quijote se repone de las heridas inflingidas por los molinos de viento y con su escudo y alma quebrados compone esta canción, que luego fue quitada del texto definitivo ya que mostraba un caballero andante demasiado en contacto con lo que sentía alejándose de su característica demencia que lo lleva a continuar sus imaginarias aventuras. El texto de la canción obró en poder del propio escribano Juan Gallo de Andrada, y previo depósito de 15 maravedíes se registró como una pequeña composición independiente. Desde ya que el autor es Cervantes pero los registros se fueron diluyendo con el tiempo, la fama del Quijote opacó la posibilidad de extraer de las sombras aquella canción que reconoce la necesidad de un escudero y un amor para justificar tanta locura y sostener la esperanza de llegar a buen puerto con tamaña aventura.
No sabemos a ciencia cierta como llega a manos de Cordera esta pieza musical ni cual era en su origen la música que la acompañaba, pero si se la canta con el ritmo del tema ‘Un Pacto’ podemos observar la rotunda concordancia entre ambas composiciones. Si bien en un principio hablamos de plagio, sobre el final de esta investigación trocamos el término por el de ‘homenaje’ ya que es lamentable pensar que una obra tan bella se podría haber perdido por completo bajo una pila de papeles antiguos y en deshuso. La adaptación magistral de la Bersuit recupera, aunque sea en parte, aquella obra original de Cervantes y logra el milagro de que un estadio repleto cante y se conmueva con una historia que, en definitiva, es la misma.
Después de todo, el rock, la locura, el amor y los caballeros andantes que insisten en pelear con molinos de viento, están hechos de la misma cosa, la búsqueda permanente de la felicidad.

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